El SATE es un sistema que consiste en la aplicación sobre la fachada existente de un revestimiento aislante, que se coloca directamente pegado. El revestimiento, que tiene la función de capa aislante, está protegido por varias capas de mortero. El sistema se remata con una capa exterior de acabado, que puede ser de distintos materiales, aunque el más extendido es el de la pintura acrílica.

El sistema SATE funciona recubriendo la envolvente con el material aislante. Éste es un sistema con más prestaciones energéticas que las fachadas tradicionales. No obstante, al estar directamente en contacto con la fachada preexistente, el calor del sol puede terminar pasando por conducción, disminuyendo la capacidad aislante del conjunto.

Las fachadas ventiladas se caracterizan por tener un espacio entre la fachada preexistente y el acabado exterior, donde se integran el aislamiento térmico y una cámara de aire. La función de dicha cámara es la de crear un efecto chimenea, al originar corrientes de aire ascendentes (por convección), lo que mejora las capacidades aislantes del sistema.

Las fachadas ventiladas son ideales porque evitan la condensación del agua y los daños que ésta provocaría en los diferentes elementos de fachada y estructura del edificio. La condensación se elimina gracias a la cámara de aire, que ayuda a evaporar el agua del interior de la cámara.

La fachada ventilada facilita la refrigeración del edificio en verano y el control de la dispersión del calor en invierno, lo cual favorece tanto el ahorro energético como el confort térmico. Gracias al sistema de fachada ventilada podemos llegar a ahorrar entre el 30 y 40 % en nuestras facturas de gas y electricidad.

Estos sistemas, que tienen las mayores prestaciones desde el punto de vista energético, pueden tener distintos materiales de acabado, tales como composite de aluminio, paneles fenólicos, piezas cerámicas de distintos tamaños y acabados...